por Nicolás Artusi para el suplemento «Sí!», del diario Clarín, viernes 16 de abril de 2010

«(…) ‘En realidad, no creo que exista esa comunidad de surfers putos’, confiesa Alejandro Quesada, él mismo marplatense, guionista de televisión y autor de MDP, Mar de pijas, la novela que propone la postal balnearia más alejada de la Rambla y el Casino: acaso el lado triste de La Feliz, tanto biografía sexual como enciclopedia anatómica, donde ELDELOSRULOS libera su deseo sofocado por el sueño y la presión. Así como en las fábulas de Pasolini o en Querelle, de Fassbinder, estos surfers tienen un sexo más zoológico y menos erótico, apenas una descarga. Y si los une la compulsión amatoria que no esquiva el bulto, el deseo irreflexivo y sin discursos no los asume como «gays», sino como: «putos».

El antihéroe aprovecha la soledad de la casa familiar en el Puerto para izar su mástil en todos los ambientes, apuntando a las muñecas de porcelana o al portarretratos. Y conoce por el miembro a sus colegas surfers pero, de tan precisa en su descripción clínica, la escena sexual es casi forense (…)»

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