Por Andrea Daverio, revista Elle, abril de 2009

La narrativa local suele transitar por temáticas y estilos que, en un buen número de casos, la hacen, cuando menos, previsible. No obstante, siempre es es posible encontrar agradables sorpresas. Una de ellas es Ese verano (El fin de la noche, Buenos Aires, 2009, 122 págs., $32) de Moira Irigoyen, que constituye toda una revelación en ese sentido. La novela se va intercalando por dos tiempos y dos visiones de una –aparentemente– misma protagonista: Julia, en el límite de la pubertad y la adolescencia, durante un verano en un pueblo costero; y la misma Julia, ya adulta proyectándose como escritora, en un invierno canadiense. Las dos Julias –una con todo por descubrir, la otra con certezas que caen blancas como la nieve por la ventana– reinventan una sensibilidad capaz de darle un sentido a un mundo por momentos incomprensible. Moira Irigoyen se revela como una de las más interesantes autoras de la actualidad.